La domesticación del pallar en el Perú se dio hace unos 6000 años. Fue tal su importancia que aparece en la iconografía de muchas culturas prehispanicas. El pallar más reconocible por su particular coloración es el llamado mochero. El tallado del pallar en piedra hace alusión a su historia y también a su condición de semilla: una energía o potencialidad esperando el momento de activarse a través del agua. La semilla es también memoria de diversidad. En el pallar mochero especialmente, cada una es distinta a la otra, muestra a la naturaleza en constante transformación. Es urgente cuidar esta memoria de las especies del Perú: guardando las semillas protegemos la biodiversidad.
Mármol negro y mármol travertino